Dependiendo del grado de madurez de las uvas, la vendimia comienza entre la segunda quincena de septiembre y principios de octubre. Convencidos de que Autenticidad puede rimar con Modernidad, desde hace unos cuarenta años optamos por una cosechadora mecánica. En vista de los constantes progresos en este campo y para aprovechar los últimos avances tecnológicos, esta máquina se sustituye regularmente por otra nueva; ahora estamos ante la cuarta cosechadora.
Michel MOREAU explica la historia de esta elección:
En sus inicios, las máquinas cosechadoras provocaron una moda generalizada que, sin embargo, duró poco. En efecto, por un lado, esas primeras máquinas distaban mucho de ser tan sofisticadas como las que conocemos ahora y, por otro, el enrejado de la vid no estaba aún adaptado para soportar semejante traumatismo. ¿Cuántas astas se han arrancado, cuántas uvas se han dañado, cuántos hilos se han roto? Además, un gran número de viticultores que querían vendimiar a máquina tuvieron que recurrir a la subcontratación de empresas para poder hacerlo. Para estas sociedades, la rentabilidad ofrecía poca flexibilidad en los tiempos de vendimia y, en estas condiciones, era difícil esperar conseguir una calidad de cosecha irreprochable.
Hoy en día, las cosas han cambiado. El entusiasmo de los inicios ha dado paso al desinterés y sólo unos pocos grandes del mercado han sobrevivido ofreciendo máquinas cuya calidad no ha dejado de mejorar año tras año. El nivel de perfección de la máquina que utilizamos actualmente es tal que no es de extrañar que la calidad de la cosecha obtenida sea incluso mejor que la recogida a mano. En efecto, la máquina recoge uva por uva mientras que un recolector lo hace racimo por racimo. Así, la selección (cuando se trata de una selección mecánica), es naturalmente mucho más eficaz y precisa ya que sólo se trata de clasificar uvas y no racimos, de madurez a veces muy heterogénea.
A diferencia de la recolección manual, que moviliza a varias decenas de recolectores, la recolección a máquina sólo implica a un número reducido de personas. La flexibilidad en la organización del horario ha mejorado mucho, permitiendo un uso más eficiente del tiempo:
A continuación, la cosecha se transporta a la sala de cubas mediante unos remolques especiales llamados volquetes. Primero pasará por una máquina llamada WINERY cuya función es eliminar los pocos tallos (parte verde del racimo) que aún queden, y después por una trituradora rotativa diseñada para aplastar las semillas y que éstas suelten su jugo. A continuación, el conjunto se enviará a las cubas con la ayuda de una bomba de orujo.
Château PLINCE dispone de nueve depósitos de cemento con una capacidad que va desde los 70 hl la más pequeña hasta los 132 hl la más grande. Los dos más antiguos fueron construidos por Félix MOREAU en 1942, otros dos por Robert MOREAU en los años 60, tres más recientes fueron construidos en los años 90 y los dos últimos en 2020. Ocho de ellos tienen un revestimiento epoxi y todos los tanques cuentan con el más moderno sistema electrónico de control de temperatura.
A continuación, la cosecha permanecerá en esos depósitos entre tres y cuatro semanas, dependiendo de la añada. Durante este periodo crucial en el que nace el vino, se producen las tres fases de la fermentación: una semana de pre-fermentación, luego una semana de fermentación principal y finalmente una o dos semanas de post-fermentación. Al final de esta etapa fundamental, una parte del vino -pues ya es vino - se traslada a barricas de roble para realizar una segunda fermentación llamada fermentación maloláctica.